te pido me digas
cómo evadir la tentación inevitable de la palabra que edifica mundos ríos paisajes imposibles que titilan sin cesar
cómo evadir la tentación inevitable de la palabra que edifica mundos ríos paisajes imposibles que titilan sin cesar
te pido por favor
me ayudes a descubrir el secreto del silencio tras la arenga que nos ata con hilos de algún mineral inexistente tejidos en laberintos de exquisitos verbos y conjunciones que no dejan transgredir ninguna frontera
que desgarran lo que antes constituía sólo juego de unos niños perdidos en los bosques arcanos de la isla del olvido
te
lo pido
con el asombro fingido de quien disfruta la vastedad de lo efímero la ingenuidad de quien renuncia al caos de la respuesta cierta
con el asombro fingido de quien disfruta la vastedad de lo efímero la ingenuidad de quien renuncia al caos de la respuesta cierta
porque no existe excusa que permita descartar el júbilo
cuando
el polvo susurra su propio nombre
mientras
afelpa los vellos más lejanos de mi palma
polvo fantasmal
etéreo
dotado de estirpe y progenie
diminuto como huevas de nautilos
desahuciado
por causa del viento inquieto pero amado en forma extraña por la crueldad de la entropía pues aún ella voraz fiera reúne y agita las aguas quietas
o cuando el aire de las esquinas olvidadas llora desconsolado
porque
no le dirijo al menos una frase maltrecha de jirones y jergas unidos
con desdén mientras bostezo y creo en el unicornio que Silvio dibuja con su
guitarra al
menos una frase que surta el efecto de la esperanza cuando la tarde decae
plomiza y decantan las sombras sobre los sitios menos afortunados donde
moran duendes y ángeles caídos en gracia
y
él
sólo aire habitado no obstante por todo el aliento de los ancestros
piensa apesadumbrado que pronto le abandonaré al viajar a ese extraño mundo de sueño y ausencia onírica desconocido e inconcebible como lo es el amor para las células que se desgajan idénticas afanadas en construir paredes membranosas y sordos tejidos
tengo
la certeza de que no hay suficientes palabras
ni forma exacta de encadenarlas para que resulte definitiva convincente para que
exprese la ansiedad con la que los guijarros perdidos del camino y las
grietas formadas con inusitada paciencia en los muros pretenden alcanzar con un cansancio que duele hasta los huesos la promesa de nuestra
garganta
o para tumbar la certeza egoísta de la mirada porque resulta prohibida como el fruto
del jardín originario donde nunca vieron crecer avellanas
creo
que las palabras son insuficientes para decir algo sobre los líquenes
ni
siquiera bajo una singularidad estelar que reúna los sustantivos
de todas las lenguas y dialectos que ascendieron atropelladamente por
los peldaños de barro y ladrillo en las urbes de Babel sin encontrar el nombre
que buscan todos los credos
ni siquiera ese nombre vacío triste radical ausente pleno de ritos deseoso de ser deseado no correspondido por la Fortuna la más cruel de las divinidades ni poder conjurarse a través de nuestra palabra para que termine toda búsqueda de las certezas que habitan el torax de pueblos místicos que pretenden todavía sortear la alegoría de la muerte
ni siquiera ese nombre vacío triste radical ausente pleno de ritos deseoso de ser deseado no correspondido por la Fortuna la más cruel de las divinidades ni poder conjurarse a través de nuestra palabra para que termine toda búsqueda de las certezas que habitan el torax de pueblos místicos que pretenden todavía sortear la alegoría de la muerte
ni siquiera ese nombre perdido en el origen de los tiempos
ese nombre
el Nombre
el Nombre
no
tengo derecho a la piedad que subsiste detrás de los sustantivos que edifican galaxias en fuga y máquinas llenas
de fortaleza
no merezco el bautismo de los adjetivos que liman la aspereza de los átomos perfectos la ausencia de color de los trazos neutros de alquimia la ambigüedad de las flores muertas
no merezco el bautismo de los adjetivos que liman la aspereza de los átomos perfectos la ausencia de color de los trazos neutros de alquimia la ambigüedad de las flores muertas
porque
aún la hoja más seca y diminuta tiene nervaduras
que
duelen tanto como la soledad o la ausencia
por ello debemos entonar un cántico que esparza sus cenizas oscuras sobre el Pacífico y el Canal de Suez
con insistencia
con premura
con el frenesí del orgasmo
con la indefensión violenta que precede la muerte
con la indefensión violenta que precede la muerte
con el dolor en músculos huesos saliva tendones que toleran nuestro absurdo gollem
hasta que desaparezca el viento
hasta que sea borrada la luna del cielo
hasta que se desgasten los soles impúberes
te hago la pregunta
una vez más
sin vergüenza
ya que no existe vergüenza
en la pena
una vez más
sin vergüenza
ya que no existe vergüenza
en la pena
a ti
que esperas como esperan hombres y mujeres que caminan por calles veredas aceras carreteras senderos
cómo
dejar el concierto de las sílabas que tersan la profundidad de las
fosas marinas remueven el paso gigante de hormigas paramecios lombrices conjunciones convierten en miel incluso el orgullo de las abejas rebeldes
te pregunto
a
ti
que reúnes gritos aullidos oraciones cánticos tambores sirenas murmullos debates melodías silbidos llamados bostezos llanto de bebés que nacen al amanecer preguntas aplausos sentencias abrazos trompetas discursos redobles cánticos de moacines auditorios podios
las voces de Whitman Lorca y Storni que nos regala el viento
ovaciones resoplidos de enfermos arrullo de madres consuelos tartamudeo del miedo
la última sílaba de los suicidas
el son del las gaitas
a
ti
porque tal vez secretamente espero que no me respondas ni digas cosa alguna
y materialices por siempre lo único que creo poseer gracias a la franqueza de la sombra que me persigue cuando el sol brinda su primera tibieza
cual busto ciego y derruido
cual maniquí carente de semblante deseo que no espera porque su figura se confunde con las vitrinas y las ciudades abandonadas en otros tantos mundos dejados a la deriva por injustos colonos
cual navegante atrapado en una perpetua tormenta de calma
porque tal vez secretamente espero que no me respondas ni digas cosa alguna
y materialices por siempre lo único que creo poseer gracias a la franqueza de la sombra que me persigue cuando el sol brinda su primera tibieza
cual busto ciego y derruido
cual maniquí carente de semblante deseo que no espera porque su figura se confunde con las vitrinas y las ciudades abandonadas en otros tantos mundos dejados a la deriva por injustos colonos
cual navegante atrapado en una perpetua tormenta de calma
con la noción ingenua
torpe
egoísta
marchita
pero serenamente cínica
de
que en verdad tienes la suficiente piedad para no decir nada ni siquiera con
los dedos la piel el más ínfimo gesto o la tersura de tus labios para callar el
relato antiguo que nos une
para conformarte así con sólo mirar tras la incertidumbre de un simple espejismo
para conformarte así con sólo mirar tras la incertidumbre de un simple espejismo
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