dejemos que las gaviotas
derrapen al sur de los suburbios
sin desmerecer fecundidad
ni columpios
al contrario
hagamos de sus alerones
un atlas más viejo
esa es la razón
por la que sus máscaras afirman
cosas que podemos decir
o ver
la llama
el cénit
lo exquisitamente híbrido
sin el sabor de la trasparencia
compactado el olvido
olvidar es recordar de otra manera
sutil a lo mejor
el latido impreciso
un estambre desgarrado
la donación del aire
olvidar narra la saga
de Nereida
fría roca polar
cuya eternidad triunfante
contiene tanto polvo
desgastado sin propósito
sobre el que no sueñan erizos
ni juegan esfinges
la memoria resulta correcta
en su álgebra
llena de propósitos
de victorias condenadas
a otras tantas derrotas
como si el aire
pudiese solidificarse
destruyendo el azar
que insinúa
cerca pero lejos
mañana
y el próximo siglo
la fuga sonriente
de las nubes
la memoria es epitafio del olvido
al otro lado
al otro lado
tal vez
sólo tú sabes
el aire se esparce
y caen las primeras gotas
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